Tirar basura. ¡Prohibido!
El abandono de basura en la naturaleza es una amenaza real para la flora y la fauna, para lo que comemos, para lo que bebemos y para lo que respiramos. La solución parece fácil: basta con no tirar basura donde no se debe y generar menos residuos a través del reciclaje y la economía circular.
Pero, si se conoce la solución ¿por qué el problema sigue ahí? La cuestión es que no todos los ciudadanos son conscientes al mismo nivel de lo alarmante que es tirar basura en la naturaleza y alcance de este fenómeno y, por eso, no actúan, o no lo hacen con la exigencia suficiente. La información y las campañas de educación ambiental son fundamentales para que esta triste realidad cambie y todos cooperen para que la naturaleza en la tierra y en los océanos sea cada vez menor.
Las cifras hablan por sí solas. Respecto a la fauna en general, se estima que este problema afecta al 17% de las especies incluidas en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Sólo en el caso de las aves, está comprobado que cerca del 90% de las aves marinas ingieren plástico y se calcula que, si no cambia esta situación, el número podrá alcanzar el 99% en 2050.
Además, es un problema que se agrava con el paso de los años. No es como la basura digital, que no se ve, porque los restos de basura como aparatos electrónicos y eléctricos, neumáticos, envases de plástico o cartón, vidrio, colillas, toallitas higiénicas, restos orgánicos y otros materiales no han parado de crecer y se encuentran en cada excursión, en cada foto, a cada paso. En 1997, una exhaustiva revisión de David W. Laist publicada en el libro “Desechos marinos. Fuentes, impacto y soluciones” contabilizaba 247 especies afectadas por la basura que tiramos, responsabilidad única y exclusivamente del Hombre humano.
Lo impactante, es que nueve años después, en 2016, un nuevo informe de la Secretaría de la Convención sobre Diversidad Biológica (Desechos marinos: Comprensión, prevención y mitigación. Los impactos adversos significativos en el medio marino) triplicaba el dato hasta las 800 especies. Y lo que es peor, para esa fecha ya empezaban a difundirse cifras que asociaban el problema a más de 1.400 especies marinas y acuáticas, como, por ejemplo, los datos de monitoreo en tiempo real del Instituto Alfred Wegener para la Investigación Polar y Marina.
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